Para mitigar efectos en el turismo

Las posibles soluciones para frenar el sargazo en playas del Caribe

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10 junio, 2019 3 comentarios

El sargazo no es basura ni contaminación, pero las grandes cantidades que llegan a las costas del Caribe, y que se proyecta seguirán arribando este y los próximos años, representan un problema económico y ambiental para los países como la República Dominicana que se ven afectados por su invasión.

Buscar una solución que trae consigo el sargazo es una preocupación tanto gubernamental como del sector privado, pues es una real amenaza para la industria turística que, en el caso dominicano, aporta unos US$7,000 millones al producto interno bruto nacional.

Desde 2015, el Ministerio de Medio Ambiente llamó a presentar propuestas sobre posibles usos al sargazo. Otto Cordero, encargado de Manejo Integrado de Ecosistemas de esa institución, indica que llegaron varios proyectos. El 80 % propone usar el alga como fertilizante; otra es convertirlo en biogás.

Frente a las propuestas de fertilizar con sargazo se anteponen advertencias científicas sobre una posible salinización de los suelos, debido a la cantidad de metales y sales que contiene.

Justo en 2015, el laboratorio de la Dirección General de Aduanas (DGA) realizó un estudio prospectivo sobre la composición química del sargazo que llega al país. Tomaron muestras de las dos variedades conocidas: el Sargassum natans y Sargassum fluitans en playas de Boca Chica, Guayacanes y Barahona.

Encontraron que ambas variedades contienen “niveles ligeramente elevados de Hg (mercurio), lo que podría limitar la utilización de la biomasa”. También encontraron contenido de escanio, itrio y 14 lantánidos, de las conocidas como tierras raras, en niveles más elevados que en los océanos.

El estudio, que fue iniciativa del entonces director de Aduanas, Fernando Fernández, encontró una gran cantidad de sales. El calcio en el alga colectada en la playa de Guayacanes alcanzó los “133400,000 mg/kg”, cuando la concentración normal en el océano es de “400 mg/kg” y en la corteza terrestre “52900 mg/kg”.

“Debe tenerse en cuenta que la utilización de la biomasa algal como fertilizante podría elevar de forma innecesaria los niveles de mercurio en los suelos dominicanos”, dice el reporte de resultados, según publica Diario Libre.

En sus conclusiones plantea que aunque no se encontraron niveles preocupantes de ninguno de los elementos estudiados en la biomasa algal, su posible uso como fertilizante agrícola o en alimentación animal, podría incrementar las concentraciones de metales tóxicos y sales en los suelos y/o de incorporarlos a la cadena alimenticia.

Carlos José Boluda, uno los investigadores y profesor de Ciencias Básicas en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), explica que, sin bien los niveles de metales encontrados no son del todo muy preocupantes, la investigación todavía no es del todo concluyente y se requieren más proyectos de investigación centrados en la aplicación del sargazo y su composición.

Otra propuesta de uso para el sargazo es convertirlo en carbón activado que se usa en la industria de filtrado de agua. Un estudio encabezado por la investigadora del Intec, Yolanda León, dio como resultado un carbón activado de alta calidad.

“Nosotros reportamos los resultados de las pruebas, se reportan las temperaturas, tiempos y el carbón activado que salió se describe con los parámetros que llevan, y las personas que trabajan con eso deciden si es bueno o no. Hasta ahí llegamos”, explicó León.

La investigadora observa que, dado que se trató de un estudio a pequeña escala, falta ampliarlo para poder medir la factibilidad económica, costos, propuestas de almacenamiento y demás.

En todo caso, León coincide con Boluda en que se debe seguir buscando alternativas, desde la ciencia y con el apoyo del Gobierno y el sector privado, para ver qué hacer con un sargazo que seguirá invadiendo las costas.

Por otro lado, desde agosto de 2017, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) trabajan en el desarrollo de una tecnología que permita “eliminar” o hundir el sargazo en alta mar en vez de instalar barreras como un método paliativo.

“Nos inventamos una tecnología que se concentra en eliminar el sargazo en alta mar. En conjunto con el uso de imágenes satelitales, podemos rastrear dónde se encuentra el sargazo”, explica desde los Estados Unidos, Andrés Bisonó, un ingeniero mecánico dominicano que participa en el proyecto junto al profesor Alexander Slocum, a Luke Gray y otros investigadores.

El proyecto se llama Sargassum Ocean Sequestration (secuestro del sargazo en el océano), del que Bisonó se reserva dar muchos detalles hasta que concluya. Los investigadores lograron una patente provisional de la solución y están en la fase de probar la tecnología en el campo.

El equipo sostiene que el sargazo puede hundirse a muchos kilómetros de profundidad -auxiliándose con un buque- para secuestrar el carbono y los créditos de carbono se pueden vender. Aclaran que el objetivo no es eliminar el sargazo en el océano abierto, donde cumple una función ecológica crítica, sino administrarlo antes de que llegue a la costa y afectar el ecosistema y el turismo.

“Estamos trabajando estrechamente con los miembros de la comunidad científica para cuantificar y sopesar los impactos de nuestra solución propuesta”, indican.

Los investigadores procuran conseguir apoyo público y privado en la República Dominicana para el desarrollo y ejecución del proyecto. “Esto es algo que se puede poner en marcha muy rápido”, asegura Bisonó.

Aunque a la empresa de Martín Vargas le ha significado ingresos económicos el incluir desde 2015 en su carpeta de servicios la instalación de barreras antisargazos, él confiesa que es un negocio que no le interesa por la responsabilidad que conlleva y preferiría que sea el Gobierno quien se encargue. La propuesta regular de Quimo Tropical, la compañía que fundó hace 18 años, es la de tratamiento de agua y monitoreos ambientales, pero incursionó en la solución ante el incremento de la llegada del sargazo a las playas del este.

A diario está atento a la dirección del viento y las corrientes, y las imágenes satelitales de por dónde flota el sargazo, para responder a los empresarios turísticos de Cap Cana, Bávaro y Cabeza de Toro que lo contrataron para que los ayude a evitar que las mantas de esta alga lleguen a la orilla.

Su empresa ya ha instalado más de 10 kilómetros de barreras. También lo han solicitado del Central Romana para su sistema energético. El modelo es una adaptación de las usadas cuando hay derrames de combustible. Están confeccionadas con un flotador, un forro, una malla de hasta 1.20 metros de altura y pesos debajo para mantenerlas fijas.

Las barreras retienen las algas hasta que el viento y las corrientes las lleven a otra parte.

Además de Quimo Tropical, la empresa Algeanova también ofrece el servicio. Su representante, Manolo Despradel, indica que actualmente tienen instaladas unos 4.2 kilómetros de barreras en el complejo turístico Punta Cana. Dice distinguirse del resto del mercado por ser el único que ofrece una solución integral de prevención (con la barrera), recolección y transformación.

Cada metro lineal de barrera instalada por estas empresas tiene un costo que va entre los US$100 y US$450, y el costo de mantenimiento se mueve entre los US$2 y US$24 el metro lineal.

Vargas calcula que, de 31 kilómetros de área de playa en los hoteles de Bávaro, hay con barrera 12.7 kilómetros, equivalentes a una cobertura de 40 %. Para ser más específico, indica que el 95 % de la zona de Punta Cana-Cap Cana está protegida con barreras antisargazo, en Cabeza de Toro el 48 %, Bávaro 17 % y Uvero Alto 0 %.

Pero observa que hay zonas en Bávaro donde estas no son efectivas si antes no se instalan rompeolas porque el arrecife de coral está devastado y esto provoca que las aguas corran con más fuerza. En donde no hay barreras, los hoteleros recogen las algas de forma mecánica, lo que puede impactar al medioambiente al llevarse arena en el proceso.

Vargas sostiene que las barreras antisargazos son la opción que el país debe seguir aplicando, a pesar de que en México no fueron tan exitosas y las algas retenidas no son visualmente atractivas.

Susana Enríquez Domínguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM en Puerto Morelos, entiende que las barreras antisargazo no solucionan el problema, solo funcionan a modo de “pequeña tapadera” que no sirve para evitar que se genere de nuevo el sargazo, según reseña el portal Reportur.com.



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    Pedro
    4 años

    Se podría utilizar para hacer biodiesel
    Y biomasa para plantas de energía

    María Isabel
    10 meses

    Muy bueno. Me gustaría recibir

    María Isabel
    10 meses

    Quisiera recibir más información sobre el sargazo.

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