Paisaje de fin de mundo

Pueblo fantasma despierta interés turístico en Argentina

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10 mayo, 2013 Deja un comentario

El pueblo de Epecuén en Argentina, era una concurrida localidad turística junto a  un lago que recibió cada temporada alrededor de 20 mil turistas, los cuales eran atendidos por unos 1,500 residentes del lugar.

En la época de oro de Argentina, los mismos trenes que exportaban cereales a todo el mundo traían visitantes desde la capital a los balnearios de agua salada de este poblado. El lago era especialmente atractivo porque tiene 10 veces más sal que el océano, lo que dota a los cuerpos de gran flotabilidad.

Los turistas, especialmente gente de la copiosa comunidad judía de Buenos Aires, disfrutaban flotar en aguas que les recordaban al Mar Muerto de Israel.

En noviembre del 1985 una fuerte tormenta y varios inviernos “lluviosos” en el hemisferio austral, hizo que el lago irrumpiera en el pueblo y sus pobladores huyeran de los 10 metros (33 pies) de agua salada que arropó sus hogares, dejando sumergido el pueblo, hasta el día de hoy.

Con el retiro del agua casi a totalidad, se ha descubierto lo que se puede catalogar como un pueblo fantasma, de fin del mundo.

La aldea no ha sido reconstruida, pero se ha transformado de nuevo en una atracción turística para la gente dispuesta a manejar por lo menos seis horas desde Buenos Aires por estrechos caminos rurales que recorren 550 kilómetros (340 millas).

La gente acude a ver los restos oxidados de automóviles y muebles, casas derruidas y electrodomésticos ruinosos. Suben escaleras que no llevan a parte alguna y recorren el cementerio, donde muchas de las tumbas han quedado expuestas a los elementos. Es un paisaje extraño y apocalíptico que captura un momento traumático para la posteridad.

Un hombre se negó a partir. Pablo Novak, de 82 años, sigue viviendo en los límites del poblado, donde da la bienvenida a las personas que se adentran por las calles en ruinas.

«Quienes pasan no dejan sin entrar acá… cualquiera que llega por la zona viene a ver las ruinas«, explicó Novak mientras mostraba los restos que aún quedan en pie a The Associated Press.

Muchos residentes de Epecuén huyeron al vecino pueblo de Carhue, también ubicado junto al lago, y construyeron nuevos hoteles y saunas para el tratamiento de la piel con barro y agua salada.

«Con mucho potencial en lo que es destino turístico, ya que no sólo tenemos a Epecuén con las ruinas y con su naturaleza, sino que también ofrecemos otra alternativas», resaltó Javier Andrés, director de Turismo local.



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