RD y Venezuela: posible reanudación de vuelos genera grandes expectativas

Las aerolíneas que operan vuelos entre la República Dominicana y Venezuela, desde el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA), se mantienen en expectativa ante un posible restablecimiento de los vuelos comerciales, actualmente en compás de espera.

En cambio, el Gobierno dominicano analiza cuidadosamente la solicitud formalizada por Caracas para retomar las operaciones aéreas entre ambos países.

Según datos de la Junta de Aviación Civil (JAC), entre enero y agosto de 2023 se registraron 40 vuelos semanales entre Santo Domingo y Caracas, operados por seis aerolíneas. Durante dicho período, el tráfico aéreo entre ambos países se intensificó, en gran parte por el flujo migratorio que utilizaba el territorio dominicano como punto de tránsito o destino final.

En 2023, también según cifras de la JAC, se realizaron 2,902 operaciones aéreas en la ruta entre ambos países, lo que equivale a cerca de 1,500 vuelos redondos, un promedio de casi 200 mensuales o seis diarios.

Entre las aerolíneas que dominaban el mercado destacan Laser Airlines (Maiquetía – Las Américas y Maiquetía – La Romana), Sky High Aviation Services Dominicana (Maiquetía – Las Américas) y Avior Airlines.

También operaban Rutas Aéreas, C.A. (Rutaca Airlines), con rutas desde Maracaibo, Barquisimeto y Maturín hacia Las Américas, y conexiones entre Maiquetía y Punta Cana.

A pesar de anuncios unilaterales del Gobierno venezolano sobre su disposición a reactivar los vuelos, las autoridades dominicanas no han emitido una respuesta oficial.

Durante su encuentro semanal con la prensa, el presidente Luis Abinader confirmó que la solicitud está bajo evaluación, según Listín Diario.

La petición para reabrir la ruta fue presentada formalmente el pasado 15 de junio por el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Venezuela y ha sido respaldada públicamente por el presidente Nicolás Maduro.

Sin embargo, Caracas no ha emitido un comunicado oficial que incluya la reanudación de relaciones diplomáticas o consulares, suspendidas desde julio de 2024.

Fue precisamente en julio del año pasado cuando se suspendieron las operaciones aéreas, tras el retiro del personal diplomático venezolano de Santo Domingo. Esta acción respondió a críticas emitidas por el gobierno dominicano en relación con el proceso electoral venezolano, considerado controvertido por varios gobiernos del continente.

La suspensión de vuelos representó una pérdida significativa para Venezuela, reduciendo su conectividad aérea en un 54 %, afectando a las aerolíneas locales y limitando los esfuerzos de recuperación económica tras la pandemia.

Más allá del impacto económico, la interrupción de la ruta directa ha tenido consecuencias sociales y logísticas: familias separadas, estudiantes varados, comerciantes y empresarios que deben recurrir a rutas alternas más costosas y lentas. Agencias de viaje reportan una caída en la venta de paquetes turísticos, y el flujo de remesas y mercancías también se ha visto afectado.

Ante el panorama, distintas organizaciones civiles y cámaras binacionales han exhortado a ambos gobiernos a priorizar el diálogo y reconocer la importancia estratégica de la conectividad aérea.

Expertos en relaciones internacionales advierten que prolongar la suspensión podría agravar la ruptura diplomática y frenar proyectos de inversión conjunta.

El restablecimiento de los vuelos no solo implicaría una mejora en el transporte entre ambas naciones, sino que podría marcar el inicio de una nueva etapa en las relaciones bilaterales, actualmente tensas y distantes.