La realidad no se asemeja a la fantasía que ofrecen

Los destinos de cruceros en El Caribe se enfrentan a la realidad tras bastidores

Pasajeros gastaron US$1.480 millones en puertos en la temporada del 2011-2012

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11 octubre, 2012 Por Javier Noguera Deja un comentario

El Caribe es la zona con mayor auge en el turismo de cruceros en el mundo según la Cruise Lines International Association el Caribe  (CLIA), sigue siendo el destino tope de los cruceros. La CLIA ha reportado hace unos meses que  «El crecimiento de la industria está encabezado por el Caribe, que sigue figurando como el destino de cruceros dominante, representando el 39,8 % de todos los itinerarios de cruceros del mundo.» Y sin embargo el beneficio no es compartido en gran medida con los destinos donde atracan las embarcaciones.

Y es que la realidad del marketing detrás de un viaje de cruceros no es como el que se le ofrece por lo regular al destino, teniendo en cuenta que ya los cruceristas tienen comprado sus paquetes de excursiones a través de los mismos cruceros o agencias de viaje que en algunas ocasiones no recomiendan a los viajeros que desembarque sin tener un servicio de guía o transporte contratado.

Cientos de turistas desembarcan en destinos que le esperan con sus ofertas culturales que se manifiestan a través de la venta de artesanía, expresiones musicales, y recorridos por lugares históricos, además de restaurantes y negocios de souvenirs y ropa entre otros.

En algunos destinos, los cruceristas no llegan a tener ese contacto directo que tanto han esperado la población local y pierden la oportunidad de poder ofrecer sus servicios o productos y en parte es el resultado de una mala gestión del destino y la anarquía por al cual se han manejado por tanto tiempo.

Este es uno de los problemas que enfrentan destinos como Samaná y Santo Domingo en República Dominicana.

Todo radica en el asedio por el cual los cruceristas deben pasar y superar por parte de guias informales, taxistas sin identificación, vendedores ambulantes sin el debido nivel de capacitación parta abordar a los cruceristas, pero lo mismo sucede en puertos turísticos en México, Colombia, Jamaica, Bahamas y Puerto Rico, por nombrar algunos de los principales destinos en la cuenca del Caribe, y sin nombra los demás países centroamericanos.

La reacción inmediata es que, estos mismos “trabajadores del sector” se quejan de que las autoridades y los empresarios no les ayudan con hacer el trabajo de traer cruceros, luego que han perjudicado el mercado y la imagen del destino.

Son muy pocos los cruceristas que se aventuran a recorrer los alrededores de los puertos para adquirir una camisa, un souvenir o disfrutar de un plato típico en algún restaurante y rompen con la tendencia de la mayoría que es de la de abordar un bus ya contratado para sus recorridos a centros comerciales que tienen un convenio con la empresa de cruceros por comisión de ventas.

Algunas compañías navieras invierten millones de dólares en la construcción de terminales que pueden incentivar la economía local, pero no puede arriesgarse en perder un mercado por una mala gestión local.

Es por eso que las personas que esperaban recibir un beneficio directo con la llegada de cruceros no perciben ningún tipo de ingreso, quedando todo en un círculo de negocios que no aporta mas allá que los impuestos de desembarque de los cruceristas.

De acuerdo a algunos informes la industria de cruceros deja unos US$2.000 millones anuales en las economías del Caribe, pero hay quienes dicen que los turistas hacen muy poco por las economías locales porque la gran mayoría comen y compran recuerdos en el mismo barco o en las tiendas de cadenas internacionales en los muelles.

Un ejemplo de este caso es Jamaica, donde el 80% de las ganancias que generó el turismo en Jamaica no se quedaron en esa nación, según estimaciones del Banco Mundial, por lo que lo describió como una de las tasas de «filtración» más altas del mundo.

Victor Bulmer-Thomas, profesor emérito de la Universidad de Londres experto en las economías de América Latina y el Caribe, detalla que  «En los hoteles del Caribe con todo incluido es normal que apenas el 20% de los ingresos llegue a la economía local. En el caso de los cruceros, es mucho menos. Tal vez no más del 5%».

Un nuevo informe encargado por la Asociación de Cruceros Caribeños y de la Florida dice que los pasajeros gastaron US$1.480 millones de dólares en los puertos que visitaron en la temporada del 2011-2012. El informe abarca 21 destinos regionales, incluidos algunos puertos de Sur y Centroamérica sobre el Caribe.

Pero U$S583 millones fueron gastados en relojes y joyas en puertos dominados por cadenas internacionales como Colombian Emeralds y Diamonds International. Otros US$270 millones fueron destinados a excursiones por la costa, que generalmente son organizadas por los mismos cruceros. Apenas US$87 millones fueron invertidos en artesanías y recuerdos, según el informe.

Según publica elnuevoherald.com, en Haití, la nación más pobre del Hemisferio Occidental, los turistas del Royal Caribbean visitan la playa de Labadee, en la costa norte. Pero se tropiezan con cercos que restringen sus movimientos y tienen prohibido salir del sector propiedad del crucero, que incluye playas de arena blanca y una de las tirolesas más largas del mundo.

«Deberían permitir que los turistas vayan a la ciudad. Eso ayudaría a la economía local», afirmó Jean Cherenfant, alcalde de la vecina Cap-Haitien. «La mayor parte de la gente (de Cap-Haitien) no siente la presencia de los turistas ni de Royal Caribbean».

Pero cada pasajero que llega a Labadee paga un impuesto de 10 dólares al gobierno haitiano, que genera US$6 millones anuales, una cifra interesante en esta empobrecida nación.

 



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