El María Montez está, pero es como si no estuviera

El desarrollo de un polo turístico no puede estar separado de inversiones en infraestructura, sobre todo, en materia de tráfico aéreo.

Los promotores de Punta Cana lo entendieron muy temprano desde las primeras etapas de desarrollo de uno los enclaves turísticos más importantes de América Latina. Es por ello que se construyó un aeropuerto capaz de acortar las distancias por carretera de los visitantes de aquella zona tan apartada de Santo Domingo. El resto ha sido historia.

Conscientes de esta realidad, el Gobierno invertirá en los aeropuertos ya existentes en Barahona y Pedernales para dar un impulso sin retorno al turismo en la región Suroeste, de manera que se pueda aprovechar la riqueza natural de la que disfruta la zona, pero que contrasta bastante con los elevados niveles de pobreza de las provincias sureñas.

La actividad en los aeropuertos de Cabo Rojo (Pedernales) y María Montez (Barahona) es prácticamente insignificante en relación con terminales como Punta Cana, Las Américas y Puerto Plata, las cuales concentraron el 92.6% de extranjeros no residentes en el primer trimestre de este año.

Esta realidad se quiere empezar a cambiar. El director del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), Alejandro Herrera, informó que el Gobierno prepara los planes para intervenir los dos aeropuertos del Sur, para que sirvan de catapulta a la llegada de pasajeros a la zona, considerando que actualmente un viaje por carretera entre Santo Domingo y Pedernales puede tomar hasta cinco horas.

El sector privado sigue mostrando interés en República Dominicana como destino, no solo con inversiones constantes en hoteles, sino en apertura de vuelos. Solo este año se otorgaron permisos para 500 vuelos a líneas aéreas de Norte y Sudamérica, así como desde Europa.

La confianza del empresariado en el sector es evidente, pero las inversiones públicas tienen que ir a la par.